No tengo ganas de salir de casa: ¿qué puedo hacer?

no_tengo_ganas_de_salir
 

Es completamente normal que en algunos momentos de nuestra vida no tengamos ganas de salir de casa, y prefiramos quedarnos haciendo alguna actividad que nos guste en nuestra intimidad.

El problema surge cuando ante cualquier invitación que nos hagan recurramos de manera frecuente e intensa a «no tengo ganas de salir de casa», incluso dejemos de cumplir con nuestras obligaciones por permanecer en nuestro hogar sin un motivo objetivo o racional ya que ésto puede ser un síntoma de que estás pasando por una depresión.

 

¿POR QUÉ NO TENGO GANAS DE SALIR DE CASA?

No querer o no tener ganas de salir de casa puede ser motivado por distintas causas. Lo que al comienzo puede no parecer algo demasiado importante, puede acabar en conductas de evitación, aislamiento social e incluso depresión por el hecho de evitar situaciones molestas tanto a nivel personal, laboral, académico y social.
 
Las causas más comunes por las que no se tiene ganas de salir de casa suelen ser:
  • Estados depresivos
  • Temor a encontrarse en situaciones incómodas
  • Estados ansiosos
  • Durante procesos de duelo
  • Un estilo de vida poco sano y extenuante, el cual lleva a no poder gastar más energía en moverse
 

NO TENGO GANAS DE SALIR DE CASA: ¿QUÉ PUEDO HACER?

Estas conductas de aislamiento en casa pueden prevenirse si tomamos conciencia y llegamos a ser capaces de ver las cosas como realmente están ocurriendo y no de manera irracional. A continuación vamos a ver cómo podemos conseguirlo:
  • Revisa desde cuándo presentas esta conducta con el fin de tomar conciencia y saber cuánto tiempo hace que no quieres salir de casa y así tratar de conocer los motivos que te han llevado a ello. Si conseguimos determinar qué pudo haber ocurrido para que no queramos salir de casa, será mucho más fácil comenzar a trabajar en solucionar el conflicto.
  • Pensar de qué manera nos afecta no salir de casa. Con este ejercicio podemos entender que la conducta de aislamiento no nos beneficia en nada, sino todo lo contrario, evita que afrontemos la situación real y nos lleva a un aislamiento progresivo que predispone a problemas del estado de ánimo. 
  • Asistir a terapia. Un psicoterapeuta puede ayudarte a evaluar las situaciones que te llevaron a ese punto y con su ayuda será más sencillo encontrar soluciones para afrontar el conflicto. 
 

COMPARTE EN: