La depresión ya no es una enfermedad sólo de adultos. En la actualidad hay cada vez más niños y adolescentes diagnosticados con el trastorno de depresión.
La depresión es una alteración grave del estado de ánimo, algo muy distinto a la tristeza, y que requiere de un tratamiento específico. Los niños y adolescentes, al igual que los adultos, pueden mostrar sentimientos de infelicidad, tristeza, desaliento, apatía, irritabilidad, etc, pero la mayoría de ellos se recupera rápidamente de estos estados de ánimo. En cambio, existe un pequeño porcentaje de niños y adolescentes que pueden padecer síntomas depresivos durante su infancia y/o adolescencia, y es aquí donde debemos poner especial atención ya que una ayuda o intervención a tiempo puede ahorrarnos muchos problemas en el futuro.
¿CÓMO AYUDAR A UN NIÑO CON SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN?
Vamos a ver algunos de los síntomas más comunes de la depresión en niños y cómo poder ayudarles con cada uno de ellos:
- Baja autoestima y tendencia a criticarse a sí mismo: halaga al niño con sinceridad cuando haga algo bien, por muy simple que haya sido; haz hincapié en las cosas positivas de una manera comprensiva, pon en tela de juicio las autocríticas del niño hacia sí mismo y señálale sus pensamientos negativos cuando ocurran.
- Culpabilidad: ayuda al niño a distinguir entre los acontecimientos que él puede controlar y los que están fuera de su alcance; enséñale a que comience a hablar de forma positiva sobre sí mismo.
- Desesperanza e impotencia: enseña al niño a que escriba o hable de sus sentimientos; intenta que aprenda a anotar los pensamientos positivos que tiene a lo largo del día para que vea que no todo es negativo.
- Pérdida de interés y tristeza: prepara una actividad interesante al día; planifica acontecimientos especiales; comenta temas agradables.
- Apetito y cambio en las rutinas alimentarias: es bueno que no le obligues a comer si no quiere, es mejor que prepares sus comidas favoritas y que la hora de comer sea un momento placentero para él.
- Problemas de sueño: mantén una rutina para las horas de dormir; realiza junto a él actividades relajantes como leer o escuchar música suave; termina el día de la manera más positiva que puedas.
- Agitación e inquietud: cambia las actividades que causan agitación; enséñale al niño técnicas de relajación; incluso un masaje puede ayudar; la práctica de actividades y ejercicio también son muy recomendables.
- Temores excesivos: procura reducir o planificar con antelación las situaciones que le causan incertidumbre, de esta manera se reducirá su ansiedad. Apóyale y tranquilízale.
- Dificultad para concentrarse o pensar: procura y anima al niño a que participe en actividades, juegos, charlas familiares y con sus amigos para promover el aprendizaje.
- Pensamientos suicidas: debes estar muy alerta a las señales de suicidio; si éstas aparecen busca ayuda profesional inmediatamente.
Si la depresión no desaparece lo mejor es contactar con un Psicólogo especialista.
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