
En la fase previa a la Navidad hay muchos clásicos: los villancicos, el anuncio de la Lotería, los polvorones, el turrón blando, visitar los lugares más bonitos de la ciudad para ver la decoración navideña, las cenas de empresa,… Sin duda, hay otro «clásico» frecuentemente utilizado por padres, abuelos o tíos: “SI TE PORTAS MAL, PAPÁ NOEL / LOS REYES NO TRAERÁN REGALOS». El único fin de esta famosa frase es amedrentar a los más pequeños de la casa para que se porten bien.
MOTIVOS POR LOS QUE NO USAR ESTE TIPO DE AMENAZAS
Existen muchos motivos por los que los padres usan esta amenaza, ya que a veces se nos pueden acabar las ideas para conseguir que nos hagan caso, pero desde el punto de vista educativo, psicológico y pedagógico no es muy recomendable. Uno de ellos y más importante es que los padres saben que esa amenaza no la van a cumplir, porque de hecho, en la mayoría de las ocasiones que realizan esta advertencia ya tienen comprados los regalos, lo que conlleva una pérdida de la credibilidad, y por tanto, de la autoridad, de la figura del adulto que la verbaliza.
Otros motivos por lo que no es aconsejable amenazar con la ausencia de regalos «si no se portan bien» serían:
– Porque las amenazas no son un buen método para educar, con ellas sólo se consigue que el niño disimule para conseguir el regalo, pero no porque haya interiorizado por qué no se hacen las cosas mal.
– Inconscientemente se está condicionando al niño a que su comportamiento sea el correcto en base a un refuerzo externo (en este caso los regalos), no porque deba hacerlo siempre independientemente de que exista o no recompensa.
ALTERNATIVAS A LA AUSENCIA DE REGALOS
Mediante la amenaza de dejar a nuestros hijos sin regalos lo que queremos es que haya un cambio en el comportamiento de éstos. Como padres contamos con muchísimos recursos y herramientas para poder acompañar y educar a nuestros hijos en sus diferentes etapas de crecimiento. Debemos tener muy presente que cuando se establecen consecuencias es fundamental que el adulto haya avisado al menor con antelación, para que éste pueda rectificar o modificar su conducta. De igual manera es muy importante que las consecuencias sean proporcionales a lo ocurrido, y no al estado emocional en el que nos encontremos en el momento de lo ocurrido.
Que una mala acción debe tener una consecuencia está bien, pero como Psicólogos siempre recomendamos que dichas consecuencias nunca afecten a aspectos sociales, familiares o deportivos. Ya que la socialización, el deporte y la familia suponen entornos saludables y necesarios que contribuyen al crecimiento emocional del niño.